sábado, 17 de noviembre de 2012

EL FLOJO, EL VAGO, EL LENTO Y EL COLMO

      Parece el título de una película del Oeste, pero es el titular aplicable a la reciente noticia publicada en El Mundo y que tiene que ver una vez más con la administración de la Justicia. Veamos el caso, por "elementos":

1.- EL FLOJO.- Asignable a un juez de Lorca, a quien el  Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) decidió sancionar con 300 euros por la comisión de una FALTA GRAVE, impuesta por retraso indebido al tardar 15 meses en dictar sentencia sobre un juicio nada complicado.

2.- EL VAGO.- Aplicable a un juez de Vilanova y la Geltrú, al cual el CGPJ le impone una sanción MUY GRAVE, que lleva aparejada un año de suspensión, por negarse a recibir declaración a detenidos en sábado tarde y domingos  y posponer increíblemente la revisión de un caso de violencia de género.

3.-EL LENTO.- Personificado nada menos que en  el propio Consejo General  (CGPJ) que, a la vista de las malas actuaciones de los dos jueces citados, decidió abrir expediente disciplinario contra ambos y tardó en resolverlo más de seis meses.

4.- EL COLMO.- Referible al Tribunal Supremo, al cual recurrieron los dos jueces argumentando que la tramitación de sus expedientes sobrepasó el plazo máximo de seis meses marcado por la Ley, y este Alto Tribunal ha decidido dar la razón a los jueces incumplidores y dar el alto al Consejo General por haberse retrasado excesivamente en castigar el retraso excesivo de los infractores. 

     O sea, que una falta grave y otra muy grave cometidas por dos jueces y sancionadas con multas irrisorias, --por un mal aparcamiento o infracción de tráfico la multa es, a veces, más alta--, ya no tendrán que pagarlas por la lentitud del trámite judicial.

CONCLUSION.- Resulta totalmente indignante que unos señores que son condenados por el retraso y la dejadez con que hacían su trabajo, quedan libres de sanciones  y se van de rositas porque el CGPJ  se ha retrasado más de lo debido en finiquitar el trámite.  O sea, los dos expedientados no tienen que asumir responsabilidades porque sus Jefes han actuado con la misma dejadez que los subordinados.

 No dudo que hay buenos jueces que realizan con todo empeño su labor, pero los anteriores casos citados desprestigian lamentablemente a la justicia. Ninguno de ellos cumplió bien con su deber, pero el flojo, el vago y el lento quedan libres de toda culpa porque así lo dicta el colmo. Lo dicho, el colmo.


   




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jueves, 1 de noviembre de 2012

QUIERO PAGAR ESE IMPUESTO

   El Gobierno tiene dispuesta una batería de 43 "medidas liberalizadoras" (entiéndase recortes, impuestos) para obedecer las órdenes de Bruselas y allanar el camino hacia un rescate, que cada vez parece más necesario. Los detalles los irán dosificando poco a poco para que no hagan demasiada mella en la opinión pública.

  Sin embargo, ya se ha anunciado un impuesto que no me parece mal. Se trata de que, a partir del próximo año, los premios de las Loterías del Estado, Cruz Roja y Once que sean superiores a los 2.500 euros, tributarán con un 20%. Eso va a suponer cada año 900 millones de euros a las arcas públicas. No es poco ingreso para estos tiempos de necesidades.

  Desde 1.977, la reforma fiscal de Fuentes Quintana fijó la obligación de que los premios conseguidos en concursos literarios, televisión etc. quedaban gravados con ese porcentaje. Todos ellos, especialmente los literarios, son el producto de un esfuerzo por parte de los autores de las obras. Sin embargo, hasta ahora, los premios de las loterías y de los juegos de azar no tributaban, con lo cual se daba la lamentable circunstancia de que terceras personas, interesadas en blanquear dinero, cercaban a los afortunados y les proponían la compra de los décimos con un plus sobre el importe premiado. Este impuesto va a dificultar esas transacciones fraudulentas, aunque no llegue a impedirlas del todo.

 Hace unos años, poco antes del euro, intervine en un concurso televisivo y el premio conseguido me supuso 500.000 pesetas de las de entonces. Para Hacienda se fueron 100.000 que pagué encantado. Por eso, el impuesto sobre las loterias lo veo bien. Que a una persona que invierte dos euros en el euromillón, el azar lo premie con diez millones de euros, importe a todas luces astronómico, ¿cómo le puede doler tributar a Hacienda un par de millones si, a pesar de eso, su economía familiar ha quedado completamente resuelta de por vida?

   Dudo mucho que las 42 medidas que faltan nos vayan a agradar, pero el impuesto sobre las loterías lo veo muy acertado. Yo me ofrezco voluntario a pagarlo. Ahora mismo me pongo en cola. Cuando tenga que tributar será la señal de que la suerte me ha favorecido. Ojalá el azar me imponga la obligación de pagar ese impuesto bien pronto. Cuanto antes.