sábado, 22 de noviembre de 2014
¿EN QUÉ PAÍS VIVIMOS?
Han sido dos días inacabables. El 20 y 21 de noviembre, dos fechas ya para olvidar. ¿Somos realmente un país responsable, con inquietudes y aspiraciones? A la vista de lo ocurrido, parece que no. Ni la tenaz prensa de derechas se ha volcado este año en recordar la muerte de Franco y el triunfo absoluto del PP el 20-N. Ni siquiera las televisiones privadas han tocado el tema. Nada. En España sólo ha habido dos noticias importantísimas: la muerte de la Duquesa y la cárcel de Pantoja. Lo dicho, para olvidar. Aunque todavía nos quedarán varias semanas bitemáticas. Hasta Navidad.
¿En qué país vivimos? No es admisible que TVE, la televisión pública, haya dedicado 8 horas a entretenernos con la vida y milagros de la duquesa y que incluso haya televisado casi por completo el largo y pomposo funeral de estado celebrado en Sevilla. No es serio. Tampoco lo es que las otras cadenas "progresistas" se hayan bilocado exclusivamente entre el palacio de Las Dueñas y la cárcel de Alcalá de Guadaíra. Periodistas y fotógrafos no sabían dónde acudir.
Ha sido algo bochornoso. Por un lado la infanta, los ministros, el alcalde, los políticos, el cardenal, el arzobispo, decenas de curas despidiendo a la difunta hasta con un remate de besado de urna por toda la familia. En el otro extremo, a pocos kilómetros, en Alcalá, la tonadillera Pantoja, exmedalla de oro de Andalucía, era recibida con gritos y pitos y conducida a presidio flanqueada por dos funcionarias. Todo un espectáculo. Mejor, dos en uno. Sólo ha faltado el pequeño Nicolás.
Por lo visto y leído, algo va muy mal. España tendría que someterse a un gran chequeo médico y a una multiresonancia para no acabar descerebrada. Resulta imcomprensible que en estos días los medios hayan silenciado una noticia tan grave como la de Corea del Norte, que amenaza con una prueba nuclear ante la hostilidad de la ONU; o hechos tan noticiables como el proyecto de Obama para regularizar a 5 millones de inmigrantes en situación ilegal; o la decisión de Islandia de llevar a la cárcel a los responsables de sus 3 mayores bancos por el colapso de 2008. Nada. Silencio.
En clave nacional, casi todos los medios han pasado de puntillas sobre noticias tan delicadas como el ERTE de Campofrío que afectará a 774 empleados; los 10 millones de horas ilegales que hacen los trabajadores españoles a la semana, sin que se las paguen ni se cotice por ellas; han silenciado el hecho de que más de 1 millón de personas ya han salido de España, en los 3 últimos años, en busca de trabajo; han ocultado el dato dramático de que el 34% de los asalariados españoles ganan menos de 600 euros; incluso se ha puesto sordina al doloroso caso de la anciana de 85 años desahuciada por haber avalado a su hijo en 72.000 euros impagados, mientras que España ha sido denunciada ante la UE por el escandaloso sobrepago de 3.400 millones hecho a las eléctricas.
En un país como el nuestro, en donde la corrupción ya es rampante, generalizada, y con casi 6 millones de desempleados y cerca de 2 millones de hogares con todos sus miembros en paro, resulta vergonzoso, dramático, increíble que los medios de comunicación se dediquen horas y horas a la adulación sin límites de una duquesa cuyos grandes méritos han sido nacer rica terrateniente, ser bética, amante de El Rocío, la Semana Santa, la feria, los toros y el flamenco. Hay quien la califica de "rebelde" (¿contra qué luchó?); de generosa y sencilla, cuando duró 6 meses su viaje de novios. Si bien es cierto que el cardenal oficiante la ha definido como noble, muy noble de corazón.
Más de 80.000 sevillanos han desfilado ante su féretro a venerar sus virtudes. A este paso, no me extrañaría nada que los hinchas béticos y la hermandad de los Gitanos, propongan llevarla pronto a los altares. ¡Santa súbita! Hasta ahí se podría llegar.
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Alfonso, suscribo tus palabras una por una, totalmente de acuerdo. De todas formas, un puntito de esperanza es conocer la iniciativa del Rayo Vallecano (abanderada por su verdadero noble entrenador, Paco Jémez) de pagar un alquiler a esta anciana, hasta que nuestro gobierno se digne a tomar parte.
ResponderEliminarAunque con un tono agridulce, la entrevista de Jordi Evole a Gerardo Iglesias me sirvió para conocer la biografía de un político con ética...ojala cambien las cosas...y pronto.
un saludo
Ojalá cambien, pero me temo que no tan pronto. Gracias por leer y pensar.
ResponderEliminarQuerido amigo Alfonso: Los que nos creemos responsables, buenos patriotas de mentes despejadas y limpios de corazón, nos sentimos enormemente preocupados viendo que España, nuestra querida patria, se encuentra gravemente enferma. Pues, como tú bien señalas en tu buen artículo, se da prioridad solo a las noticias vanales. Cuando hay algún acontecimiento importante que reseñar, se pasa por él como de puntillas y sin darle la importancia que se merece. Es tan grande la historia de España que nos sentimos preocupados viendo que andamos para atrás desde hace muchos años. Nos queda la esperanza de qu no tarde en resurgir de sus cenizas. Mientras tanto tendremos que lamentarnos con el poeta Rodrigo Caro:
ResponderEliminar“Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora,
Campos de soledad, mustio collado,
Fueron un tiempo Itálica famosa”.
Un abrazo de tu amigo
José García Moya
Blas de Otero también se lamentaba con mucha razón:
EliminarEspaña, camisa blanca de mi esperanza.....
Quién puso el desasosiego en nuestras entrañas,
nos hizo libres, pero sin alas,
nos dejó el hambre y se llevó el pan...
Gracias y un abrazo
Hubo un tiempo en que los medios de comunicación informaban. Hubo.
ResponderEliminarLos aparatos de propaganda del régimen están en continua campaña.
El pueblo necesita droga para evadirse de la realidad y los camellos mediáticos se la sirven a granel.
La mafia de escaño y BOE, asociada al cártel mediático, sólo persigue, castiga, multa, golpea y encarcela a los 300 (no hay muchos más) que cuestionan la eficacia absoluta de la droga pensando por sí mismos.
Notas para una novela negra sobre el régimen. El pueblo no lee, prefiere a ver pasivamenete lo que le cuentan de Isabel y Cayetana.
Apaga y vámonos.
Salud