La Aventura del Poseidón es el nombre de una película que yo vi hace mas de 40 años y que no he podido olvidar porque me impactó profundamente. El motivo fue la queja, el reproche y la súplica que su principal protagonista le hace a su Dios en unos momentos de peligro total. Lo cuento.
El tema.- El Poseidón era, en la película, un lujoso transatltántico en su último viaje desde Nueva York a Atenas. Durante una fiesta de fin de año, el barco fue golpeado de costado por una ola gigantesca resultante de un maremoto, lo que provoca que el Poseidón vuelque y quede flotando boca abajo con la quilla hacia arriba. La mayoría de los pasajeros y la tripulación mueren ahogados o aplastados.
La lucha.- Un pequeño grupo de supervivientes, liderados por el impulsivo reverendo Frank Scott (Gene Hackman), se niegan a esperar rezando un rescate pasivo que no saben cuándo será, sino que deciden ayudarse a sí mismos e inician una peligrosa travesía a través del interior del barco, cuyo objetivo era llegar a la quilla y encontrar una manera de salir. A medida que avanzan, se enfrentan a obstáculos mortales, como explosiones e incendios, por lo que varios componentes del grupo mueren en el intento.
La queja y el reproche.- Es la escena crucial de la película y la que siempre he recordado. En el peor de los momentos, el reverendo Scott se siente desesperado y le reprocha a su Dios la cantidad de sacrificios que han tenido que hacer y la aparente indiferencia divina ante sus esfuerzos. Y clama: "Hemos recorrido solos todo este camino, sin tu ayuda. No te pedimos que pelearas por nosotros, pero, !maldita sea, no pelees contra nosotros! Échanos una mano".
La salvación.- El reducido grupo de supervivientes llega a la sala de hélices del barco. Su única vía de escape está bloqueada por una tubería de vapor rota. El reverendo Scott, en un último y desesperado intento por salvar a los demás, salta a través de un charco de aceite en llamas para cerrar la válvula de vapor. Logra su objetivo, pero la válvula está tan caliente que él se suelta y cae al agua, donde muere. Su viaje termina con un acto de sacrificio, que permite que el resto de los supervivientes pasen y logren llamar la atención de los rescatistas que se acercaban. De esta manera, su viaje en el Poseidón termina en ese momento, después de la queja y la súplica, asegurando la salvación del resto del grupo pero no la suya propia.
Finalmente, los supervivientes logran alcanzar una salida y, tras un esfuerzo desesperado, consiguen atraer la atención de los equipos de rescate y son evacuados en helicóptero, siendo los únicos que lograron escapar del naufragio.