Puede parecer un cuento pero es muy cierto y real. Lo intento narrar tal como ocurrió y me lo ha contado mi hijo con el sentimiento propio de haberlo vivido en directo.
Vamos a situarnos en las Baleares. Faltan diez minutos para las ocho de la mañana del día 23 de diciembre. Mi hijo, tras dejar el coche aparcado, se dirige a pie a su trabajo. Al pasar junto a un colegio cuya puerta está cerrada, ve a un niño que llora a gritos y se acerca a él rápidamente. También acude una señora preocupada por el llanto del crío.
- Qué te pasa, niño? Por qué lloras? -le pregunta mientras la señora solamente observa.
- Mi mamá se ha ido y estoy solo, -responde entre gritos.
Le pregunta si sabe el número de teléfono de su mamá y dice que no, sin dejar de llorar. Mi hijo, que también tiene dos en edad escolar, sabe que ese día 23 no hay clase en las Baleares porque se inician las vacaciones navideñas. Le pide la mochila y le saca el diario escolar; comprueba que el niño tiene 6 años de edad y en la segunda página está el nombre alemán de la madre y el número de teléfono; no figura ningún dato del padre. Llama desde el móvil a la madre en varios intentos y no responde. Esto se le complica un poco.
- Sabes a dónde ha ido tu mamá?
- Al hotel, a trabajar.
- Cómo se llama el hotel?
- No, pero sé que está aquí cerca.
Vamos allá, decide. Lo coge de la mano y se encaminan al hotel. El niño parece despierto para su edad. La mujer que acudió al oírlo llorar, también se ofrece a acompañarlos; no habla pero no pierde detalle. Cuando estaban llegando, suena el teléfono respondiendo a las llamadas de mi hijo, que informa a la madre de lo ocurrido. Ella se alarma y dice que va a por él.
- No se preocupe, ya estamos casi en la puerta del hotel.
Sale la madre, abraza al niño y lo tranquiliza. Se ve claro que es alemana por su estatura y aspecto. Se disculpa con lágrimas por el despiste sufrido, le agradece la ayuda prestada y se lleva a su hijo dentro del hotel. En ese momento el niño se vuelve y grita:
- ¡Que no se vaya él ! ¡Que mañana viene santa Claus y me trae regalos!
- Ya nos veremos. Yo trabajo aquí muy cerca.
Deducción.- Parece muy probable que la madre, posiblemente separada de su pareja, lleva a diario a su hijo al cole en coche, para unos instantes en la puerta del centro escolar, lo deja allí minutos antes de que abran y ella con prisa continúa conduciendo hasta el parking del hotel en el que trabaja.
El día de marras, el 23, la madre, con la tensión propia de una mujer que en solitario simultanea crianza y cuidados del hijo, su trabajo fuera de casa y labores del hogar para sacar adelante adelante su familia monoparental, había confundido la fecha vacacional y dejó al niño solo en la puerta del colegio en esta situación indeseada y peligrosa.
Mi hijo se despidió impresionado por el gesto cariñoso del niño y se dirigió a su trabajo pensando en sus propios hijos. La mujer que siguió la operación también se alejó tranquila.
Cuento de Navidad, curioso pero real.