sábado, 4 de enero de 2014

GLOSANDO A MIGUEL HERNÁNDEZ

   Vísperas de Reyes. Ninguna fecha me invita mejor a evocar la figura inconmensurable de Miguel Hernández, uno de los mejores poetas españoles de todos los tiempos, que, habiendo sido injustamente condenado tras la guerra civil, murió tuberculoso en la cárcel cuando sólo tenía 31 años.

              Por el cinco de enero,                             Y encontraba los días
              cada enero ponìa                                    que derriban las puertas,
              mi calzado cabrero                                 mis abarcas vacías,
              a la ventana fría.                                     mis abarcas desiertas.

 Por medio de este escueto comentario, quiero honrar en mi blog a este grandioso poeta y reavivar una de las más bellas composiciones escritas en la lengua castellana: Las desiertas abarcas.

             Nunca tuve zapatos,                                 Me vistió la pobreza,
             ni trajes, ni palabras;                                me lamió el cuerpo el río
             siempre tuve regatos,                                y del pié a la cabeza
             siempre penas y cabras.                           pasto fuí del rocío.

Espero que mis lectores amigos perdonen el atrevimiento de tratar de glosar con tanta austeridad verbal el poema de Miguel Hernández, pero no quiero que mis escasas dotes literarias sean una traba para rescatar del silencio los bellos versos del poeta-pastor.

            Por el cinco de enero,                                 Y al andar la alborada,
            para el seis, yo quería                                 removiendo las huertas,
           que fuera el mundo entero                           mis abarcas sin nada,            
           una juguetería.                                             mis abarcas desiertas.

Quizás sea el momento de decir, eso sí, que nadie del mundo literario ha llegado a expresar con más lirismo, emoción y ternura el drama infantil que viven los niños pobres la Noche de Reyes.

           Ningún rey coronado                                   Toda gente de trono,
           tuvo pié, tuvo gana                                       toda gente de botas
           para ver el calzado                                       se rió con encono
           de mi pobre ventana.                                    de mis abarcas rotas.

Pero Miguel Hernández no se queda en el mero lirismo estético. Su alarido poético es también un grito desgarrado contra la injusticia social patente en toda su obra.
   
                                                  Rabié de llanto, hasta
                                                 cubrir de sal mi piel,
                                                 por un mundo de pasta
                                                 y unos hombres de miel.

 Esta noche, la noche del cinco, en todas las ciudades y rincones de España se consumará, un año más, la terrible injusticia que el poeta del pueblo y de la luz denuncia en sus versos: el derroche de unos, la abundancia de otros y la amarga carencia en los más desfavorecidos.

          Por el cinco de enero,                                     Y hacia el seis, mis miradas
          de la majada mía                                            hallaban en sus puertas
          mi calzado cabrero                                         mis abarcas heladas,
          a la escarcha salía.                                         mis abarcas desiertas.


 Lo repito. He glosado estos versos con dolor y temblor. Ha sido un atrevimiento que intento ocultar en mi propio pudor, pero tenía que hacerlo porque son incomparables y mucho menos conocidos de lo que merecen, ya que su obra fue injustamente silenciada durante muchos años. Que Miguel Hernández me perdone.




     

16 comentarios:

  1. “…Sin zapatos, sin trajes, sin palabras. Siempre penas y cabras…”
    “…incluso la noche del cinco de enero… con sus abarcas vacías…”
    “…y nadie pareció percatarse del calzado de su pobre ventana…”
    “…y toda la gente de botas se rio con encono de sus abarcas rotas…”


    Desgarradoras estas “Abarcas sin nada”. El mérito evidentemente es de su autor. Versos impecables. Pero también tuyo, Alfonso, por haberlas recuperado del silencio, por haberte hecho, de alguna manera, cómplice del poeta, por habernos traído, con M.Hernández, las palabras oportunas en el momento también más oportuno. Para los desmemoriados.
    El glosario que acompañas, asimismo impecable…
    Nos tienes acostumbrados!

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    1. Los versos de M.H no son sólo Las Nanas de la Cebolla ni la Elegía a Ramón Sijé. Me agrada hacerlos difundir y disfrutar.

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  2. Fantásticos, la verdad es que no los conocía. Los he copiado para leerlos de nuevo

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  3. Que maravilla! Conmovedora tu glosa de Miguel Hernandez, aquel entrañable poeta de Andaluces de Jaen.

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  4. Es verdad que son unos versos de hondos sentimientos, nada fingidos por el poeta y en estos dias los mas adecuados para meditarlos.

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  5. Su restos y su legado, como el de tanta gente perdedora en esta España Grande y Libre, siguen dando tumbos por las cunetas del desprecio silenciador que muchos gobernantes se empeñan en destruir nombres para crear mitos.

    Su figura, como la de tantos otros que lucharon contra quienes golpearon sus ideas y sus vidas, se levanta imponente advirtiendo a quienes siguen persiguiéndoles, aun después de muertos, que sus palabras siguen vivas y cargadas de verdad.

    Se puede perseguir a las personas, denostar sus ideas, despreciar sus pensamientos, pero nadie es capaz de silenciar las palabras caladas de sentimiento.

    Gracias, Alfonso, por recordar al pueblo que muchos y muchas expresaron con arte lo que late en los corazones.

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  6. Hasta los 30 años no conocí nada de Miguel Hernández, porque no figuraba en los libros de texto ni en muchas antologías. Hubo más casos similares. Por ejemplo, en los cuatro tomos de " Primavera y flor de la literatura hispánica", editados en 1969, en los que figuran poetas y literatos de hasta quinta división, no aparecen Alberti,ni Aleixandre, ni Jorge Guillén ni León Felipe. De pena.

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  7. Verdaderamente que ya sí sabemos quien fue Miguel Hernández. Hasta muchos años después de su paupérrima muerte, no nos enteramos de que hubiera existido este fenómeno de la literatura española. A nosotros no nos toca indagar la causa de tan tremenda sinrazón. Yo creo que fueron las circunstancias tan adversas de su época en la que tantas sinrazones se cometieron.
    A los que sabéis hacerlo bien, os toca contribuir a que esta gigantesca figura de las letras, sea dignificada como se merece.
    José García Moya

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    1. Gracias por leer con esos ojos de cariño los versos de nuestro admirado M.Hernández. Un abrazo

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  8. gracias infinitas por hacerme partícipe de esos versos maravillosos de Miguel Hernández. Si te soy sincero no sé qué es lo que mas me ha emocionado y llegado al alma con mayor fuerza, si los versos del poeta o tu glosa. Tienes un alma sensible y ese pudor que sientes no te debe avergonzar, es normal. Yo he sentido la misma sensación que tú. Con tu glosa habeis firmado una obra maestra entre Miguel Hernández y tú.

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  9. Gracias a tí por leer y por tu precioso comentario, fruto del cariño y de tu sensibilidad.

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  10. Ajeno a mi voluntad, abandoné, por unos días, mis frecuentes visitas a tu Carpintería. Al retorno, te encuentro, ni más, ni menos, que glosando esta joya de Miguel Hernández. ¡Felicidades, Alfonso, por haber encontrado momento tan oportuno para traernos a la memoria "Las desiertas abarcas" del cabrero poeta de Orihuela!. Hermosos son los versos, no cabe duda. Y extraordinaria tu glosa. Ambos estaréis contentos y nosotros agradecidos. Dios quiera que, en este año que acabamos de iniciar, esas abarcas vacías se llenen de empleo para quienes están sin él. De nuevo te insto a que continúes haciéndonos felices con los artículos que publicas en tu blog.
    Un fuerte abrazo.
    M. Poyato.

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  11. Es un gran poeta, no cabe duda, pero sus vivencias tan tristes, me llenan de emoción y amargura a la vez. Hay que comprender los momentos en los escribía estos pensamientos, tan llenos de vida amarga...para nada... A nadie nos gustaría sentir aquella soledad y aquellos momentos, en los que su ser y su mente repasaban estas horas de meditación.

    Ayudemos con nuestra bondad a que estas horribles vivencias, no vuelvan nunca a a pasar. La única arma para conseguirlo..., es el amor al prójimo como a ti mismo. -No las bombas, los misiles y la incomprensión. Rafael.-

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    1. Preciosa tu reflexion, amigo Rafa, que se nota que también la sientes de verdad. Un abrazo

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  12. Esta poesía de Miguel Hernández me ha "tocado el alma" y me ha transportado al libro de Ezequiel 11:19 que dice así: "... y quitaré el corazón de piedra dentro de su carne y les daré un corazón de carne".
    En verdad, muchos de nosotros necesitamos ir al quirófano del Dr. Ezequiel y hacernos con urgencia el trasplante del corazón de piedra al corazón de carne, eliminando de nuestras vidas los pecados capitales como: la ira, la gula, la soberbia, la lujuria, la pereza, la avaricia y la envidia.(Me permito recordar que estos pecados capitales se llaman así no por la magnitud del pecado sino porque dan origen a otros muchos pecados).
    Tenemos que pedirle al Dr. Ezequiel que nos haga un implante de las virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza y sobre todo de la virtud de la generosidad que se refiere a saber compartir bienes materiales o dar alguna ayuda en general, de manera desinteresada, sin esperar nada a cambio.
    Si el ser humano tuviera un "corazón de carne" en lugar de un "corazón de piedra", estoy seguro que la poesía de Miguel Hernández no se hubiera producido. Esa poesía ha brotado de un corazón de carne desgarrado, cual grito desesperado por la falta de generosidad y sentimientos compasivos que permiten tener en cuenta y ayudar al otro y evitar su sufrimiento y humillación. Todo lo cual brillaba por su ausencia en la sociedad de Miguel Hernández y también en esta sociedad actual llena de corazones de piedra.
    Se necesitan muchos doctores Ezequiel para transformar este mundo, y tengo serias dudas de que se consiga alguna vez. La pobreza, incluso los que son pobres de solemnidad, se extiende como reguero de pólvora por nuestras ciudades "progresando adecuadamente" de minuto a minuto como lo demuestra el último índice de pobreza del que dispongo y que en el añ0 2020 ascendía en España al 26,4 de su población, un total de 12'5 millones de personas que se encontraban en riesgo de pobreza y exclusión social, la pregunta es la siguiente: ¿Acaso no hacen falta en nuestra sociedad más poetas que griten como Miguel Hernández y más "doctores Ezequiel" para sensibilizar al ser humano y revertir su corazón de piedra por otro de carne?

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    1. Manel, se nota que estos versos de Miguel Hernández te han llegado muy dentro del alma, pues tu reflexión tan completa y oportuna también comporta un grito desgarrado sobre la la sociedad tan egoísta que entonces y ahora vivimos y sufrimos, por la falta de corazones de carne y espíritus generosos. Son muy necesarios doctores ezequelianos y poetas como M.H.que nos ayuden a caminar por senderos más humanos y más justos.

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