jueves, 11 de abril de 2013

EL NOMBRE DE LA ESPOSA


Negro, muy negro se le presenta el panorama a Magou Ndoye, un senegalés que lleva 10 años trabajando duramente por las tierras de Almería y al que se le ha denegado la nacionalidad española por "no haber demostrado un suficiente grado de integración en nuestra nación". 

- Y cómo se demuestra eso? pregunta un curioso.

- Pues en este caso, el solicitante no ha respondido a una de las preguntas del cuestionario exigido por el Registro Civil. El senegalés no ha sabido decir el nombre de la esposa del Presidente del Gobierno.

- Anda. Pues yo tampoco, ni creo que lo sepan la mayoría de los españoles. No veo seria ni adecuada esa pregunta.

  Magou tampoco, por eso ha recurrido a la Audiencia Nacional y, cosa extraña, su recurso ha sido admitido a trámite, previo pago de 400 euros de las nuevas tasas judiciales. Veremos cómo acaba todo esto. De momento, de nada ha servido el informe de la alcaldesa de barrio dando cuenta de la plena integración de Magou en la comunidad española ni los cientos de firmas vecinales avalando su buena conducta.

 No pretendo frivolizar sobre este caso. Pero ¿se puede considerar serio que se le hagan esta clase de preguntas a un inmigrante para decidir si merece la nacionalidad española? ¿No sería más adecuado preguntarle cuánto vale alquilar una habitación en piso compartido? ¿O a cuánto se paga la hora de trabajo en los invernaderos almerienses? ¿ O cuántos millones de españoles están en el paro? ¿No sería más integrador preguntarle por el nombre de alguno de los mangantes actuales españoles que nadie debe imitar?

- Hombre, es que esas preguntas están tiradas. Así cualquier inmigrante aprueba con nota. Y en el fondo, hay que poner dificultades porque aquí no cabemos todos.

    Cierto es que la crisis que nos ha sido impuesta (sobrevenida, dicen) nos está empujando a situaciones que nunca esperábamos. Por eso, ya se han ido de España más de 400.000 personas cualificadas que no ven perspectivas laborales y se marchan en busca de otros horizontes que ojalá sean algo mejores que los nuestros. ¿Cómo se vivirá en Senegal para venirse a trabajar aquí y querer adoptar la nacionalidad española? Sin duda, mucho peor. Aquello es un infierno. Lo nuestro, un purgatorio. De momento, vamos.

3 comentarios:

  1. Como siempre, acertadísimo el análisis y precisa la exposición. De verdad, es vergonzoso lo que está pasando. ¡Qué mentes nos gobiernan!. Dado que soy español de "nativitate" y, por tanto, no expulsable por suspender exámenes, me encantaría someterme a una de estas pruebas, para tener el priviligio de ser "cateado" por no saber el nombre de la mujer del Presidente. "Afortunadamente" desconozco ese dato y pienso seguir durmiendo con la misma tranquilidad que hasta ahora. Si mi ignorancia se redujera a temas como ese, sería un afortunado. ¡Qué pena...!.

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  2. Como vivimos en un mundo lleno de estupideces, esta que apuntas es una más. Yo tampoco conozco el nombre de la esposa...y del presidente de tanto oirlo, no porquer tenga interés, porque 'para lo que me sirven¡....Abogo desde la globalidad por un mundo sin fronteras de ciudadanos del mundo.Puede ser otra estupidez, pero prefiero tener la utopia de abogar por la libertad de movimiento y de patria que vivir cerrando y creando guetos culturales o nacionales......

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  3. Negro, muy negro, se le presenta, efectivamente, el panorama a este inmigrante. Supongo que como al resto de habitantes de este país. No sé si tendrá que ver con que "el FMI empeora sus perspectivas para España y exige más ajustes" (a quién y por qué sólo a quien?), por ejemplo, o sencillamente con la situación de esperpento y caída libre que los ciudadanos estamos experimentando cada día que pasa. Y, lo que es peor, sin aparente viso de solución, sin unas premisas racionales que nos lleven a un desenlace lógico y normal.
    Verde que te quiero verde...! Para cuándo esos ansiados brotes?

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